¿Te imaginas cien mil personas repartidas en grupos de 20 personas en una gran ciudad?
Las
manifestaciones cuyo propósito es mostrar que una gran parte de la
población está
a favor o en contra de una determinada política, persona, ley, etc;
en algunas ocasiones pueden volverse violentas. A veces es por pura
estadística, otras porque personas contrarias infiltran grupos
violentos con el objetivo de deslegitimar la protesta. A partir de
ahí cualquier táctica represiva puede ser justificada y cualquier
confrontación violenta no solo no servirá de nada sino que además
empeorará la situación de los manifestantes.
En
una protesta distribuida o manifestación fragmentada sería más difícil la infiltración
o en el caso de que aparecieran actos vandálicos estos quedarían
aislados rápidamente, ya que la parte pacífica
del grupo tendería a alejarse y reorganizarse en otro lugar.
Cualquier
manifestación delimitada en un área puede rodearse, y por lo tanto
puede reprimirse, se puede actuar sobre los ánimos de los
manifestantes fácilmente, se les puede hacer enfurecer y convertir
una convocatoria pacífica en una batalla campal, pero, ¿cómo se
rodea una manifestación fragmentada?, ¿como usar el efecto rebaño
para sembrar el caos?
También se conseguiría una mayor
visibilidad. Cuando se convoca una manifestación ordinaria puede que
vaya mucha gente, si, que se entere mucha gente, si, pero sino sale
en ningún medio será como si no hubiera ocurrido. Ahora imagina que
cualquier persona de cualquier ciudad empezara a contar por decenas o
incluso cientos, grupos reducidos de personas cuyo único objetivo
sea el de expresar su desacuerdo. ¿Algo gordo estaría pasando,
verdad?. En este tipo de protesta incluso la “no noticia” sería
una gran noticia.
¿Y cómo se podría llevar a la
práctica? ¿Cómo se organizaría? ¿Dónde se haría cada pequeña
protesta? ¿Quién lo organizaría? Nadie. Surgiría de forma
espontánea o con la ayuda de alguna plataforma u organización con
gran audiencia.
La idea es muy sencilla, tan solo hace
falta hacer uso de la tecnología. Mediante el uso de teléfonos
móviles se pueden ir ubicando sobre el mapa los puntos de encuentro
de estos pequeños grupos. Cualquier persona podría crear un punto
de encuentro, y si este generara interés se irían creando nuevos
puntos de encuentro a los que la gente se iría apuntado. Por
ejemplo, descubres cerca
de ti un punto de encuentro al que quieres acudir pero ya hay mucha
gente apuntada, en ese caso tendrías que buscar otro con el mismo
objetivo o bien crear uno nuevo y compartirlo. ¿Y cómo saber si
realmente hay alguien allí? ¿No podrían haber falsas quedadas? Si
los usuarios tienen el GPS activado (incluso sin el GPS, aunque con
menos precisión), podría verse el número de personas que ya están
allí de forma anónima.
¿Sería posible una protesta de estas
características? De momento ya existe una aplicación con la que se
podría llevar a cabo este pequeño experimento, YesGoIn.